La autonomía universitaria:
Una reivindicación histórica y un desafío presente de los universitarios y universitarias
Roberto Briceño J.
La Universidad en sus 166 años de funcionar ha tenido cuatro nombres:
El 14 de diciembre de 1845 se constituyó como “Sociedad del Genio Emprendedor y del Buen Gusto”
El 10 de marzo de 1846 el Congreso le dio el nombre de “Academia Literaria de Tegucigalpa”.
El 19 de diciembre de 1847, el gobierno de Juan Lindo le dio el Nombre de Universidad Central con sede en Tegucigalpa.
El Concepto de Autonomía es Histórico, una conquista de los estudiantes Universitarios de Córdoba Argentina. El Manifiesto Liminar de los Estudiantes de las universidades Mayor de San Carlos y Monserrat de Córdoba en 1918 dice:
“Hombres de una República libre, acabamos de romper la última cadena que en pleno siglo XX nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica. Hemos resuelto llamar a todas las cosas por el nombre que tienen, Córdoba se redime. Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que quedan son las libertades que faltan. Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora Americana…citado por Renate Marsiske Schulte, de Portantiero 1978, Roig. 1981; Funes y Caldelari, 2001.
A Honduras la influencia de este movimiento reivindicativo llega por influencia de los procesos de reformas institucionales en la perspectiva del desarrollo económico dirigido por el Estado y el surgimiento de movimientos sociales con perspectivas reformistas y revolucionarias.
El 15 de octubre de 1957 los estudiantes Universitarios en intensas jornadas de luchas y protestas conquistaron el Decreto de Autonomía establecida en su primera Ley Orgánica.
Desde entonces se llama Universidad Nacional Autónoma de Honduras UNAH y La defensa de la Autonomía Universitaria fue la razón de la Resistencia de los y las estudiantes Universitarios durante los regímenes militares.
La historia breve de la Autonomía Universitaria nos indica que su vulnerabilidad se ha gestado por actores internos vinculados a fuerzas políticas con intereses económicos y políticos externos.
1982, paradójicamente el año que inicia la vigencia de la Constitución de la República, muchas veces violada por el régimen político de la dictadura de la Oligarquía, precisamente se viola la autonomía, imponiendo la elección de un Rector y anulando una elección legítima. En esta deleznable agresión a la Autonomía Universitaria intervinieron los poderes formalmente constituidos, las Fuerzas Armadas y el Embajador del Imperio.
La imposición de gobiernos Universitario vinculado y sujeto a fuerzas políticas del régimen oligárquico derivó en degradación y corrupción de la administración universitaria, degradación también de la legitimidad y el liderazgo de la Universidad ante la sociedad para cumplir con las atribuciones que el mismo Estado le confirió desde la conquista de su autonomía en 1957 y que ratificó la Constitución de 1982.
Esa degradación y deslegitimación del gobierno universitario, autoritario y degradado por las prácticas antidemocráticas y la corrupción, justificó para que el régimen que presidía Ricardo Maduro, por medio del Congreso Nacional tomara como propia una demanda de las fuerzas de oposición aquí en la Universidad, para emitir una nueva Ley Orgánica e intervenir la Universidad por medio de la Comisión de Transición integrada por Universitarios pero sujeta al Congreso Nacional.
Las concepciones de la Autonomía nos indicarían que desde 1982 hasta hoy la Universidad ha perdido Autonomía, prevalece el gobierno autoritario, que reprime y limita el pensamiento crítico y ha reducido a la inmovilidad las organizaciones intermediarias de la participación de los actores universitarios.
Renate Marsiske Schulte, en Historia de la Autonomía Universitaria en América Latina define: “Una Universidad es autónoma en la medida que es libre de tomar dentro de su propia organización y por medio de sus propios procedimientos, las decisiones relacionadas con su legislación y administración.
Más que la definición formal la autonomía significa que la organización de la Universidad ha de asegurar a su personal académico la toma de decisiones en especial a lo referente a las políticas académicas.
…La esencia del asunto es que una buena universidad es una comunidad en la que sus diferentes elementos se mantienen unidos, inspirados por un solo fin intelectual y la interacción es lo más libre posible.
En esa perspectiva Jaime Ornelas Delgado define: “La autonomía de la Universidad es el derecho de esta Corporación a dictar su propio régimen interno y a regular exclusivamente sobre él; es el poder de la Universidad de organizarse y de administrarse a sí misma. Dicha autonomía es consustancial a su propia existencia y no a una merced que le sea otorgada –y debe ser asegurada– como una de las garantías constitucionales”.
Alejandra Castro Bonilla, argumenta: La autonomía es consustancial a la existencia de la Universidad. “La autonomía que poseen las universidades les concede también dentro de la actuación autónoma de personas jurídicas, la total independencia para el desempeño de sus funciones, así como para darse su organización y gobierno propios. Se trata de una autonomía especial y completa que las separa de la dirección y jerarquía de los Poderes del Estado, al convertirse en órganos descentralizados de la Administración Pública. En el caso de las universidades privadas, tal autonomía es relativa en tanto requieren la supervisión del órgano público con respecto a la legitimidad de ciertas funciones”.
Desde la transición con la Ley Orgánica vigente y toda su reglamentación el gobierno universitario ha evidenciado que estructuralmente no funciona institucionalmente en el ejercicio de la autonomía. Ese estilo autoritario se objetiva en actos arbitrarios dentro y uso de fuerzas externas y organismos represivos del régimen para imponer el control sobre asuntos y conflictos internos.
El golpe de Estado es también otro golpe a la Autonomía Universitaria, fortaleció un régimen autoritario interno para someter a las organizaciones contestarías internas de la UNAH.
Los órganos de Gobierno de la Universidad están aun incompletos y limitados legalmente para la toma de decisiones, los y las estudiantes no tienen participación, les han impuesto un reglamento que controla su comportamiento que más parece un reglamento de estudiantes de colegio religioso, que un reglamento de estudiantes Universitarios.
La pregunta es ¿por qué los y las estudiantes Universitarios no han demandado participación en el gobierno Universitario?
Esa ausencia de participación ha facilitado que les impongan ese reglamento “Draconiano” y que se impongan medidas de control de permanencia racionalizadas instrumentalmente y legitimadas por la obediencia ingenua o pasiva.
Cuando uno lee las declaraciones que suscribe la misma Universidad que legalmente es el Estado en materia de Educación Superior se pregunta ¿por qué en ejercicio de la autoridad o el liderazgo se niega lo que se declara y suscribe en las Conferencias Internacionales?
¿Será por consecuencia de un liderazgo débil y por esa razón sólo sostenido por la fuerza autoritaria, distorsionando el concepto de “autonomía responsable”?
Volviendo a las definiciones veamos:
Altuve G, José G, en Autonomía Universitaria, define “La autonomía implica un ejercicio institucional responsable y democrático, en el sentido que comporta el deber de responder ante el Estado y ante la sociedad por las acciones que las instituciones realizan en el cumplimiento de su misión. Esto supone la rendición social de cuentas o resultados de su quehacer en lo concerniente a las actividades de formación, creación intelectual y vinculación social, así como la administración eficiente del patrimonio de las instituciones y de los recursos que la sociedad les otorga”.
En esa misma concepción la Doctora Yamileth Gonzalez Rectora de la Universidad de Costa Rica, citando al Dr. Luis Baudrit define: sobre autonomía Universitaria, habla de “autodeterminación” referida a planes, programas, presupuestos, Organización y gobierno y exige independencia para cumplir su misión:
“Son estas las modalidades administrativa, política, organizativa y financiera de la autonomía que corresponde a las universidades públicas.
La autonomía universitaria tiene como principal finalidad, procurar ente todas las condiciones jurídicas necesarias para que lleve a cabo con independencia su misión de cultura y educación superiores.”…” la universidad, como centro de pensamiento libre, debe y tiene que estar exenta de presiones o medidas de cualquier naturaleza que tiendan a impedirle cumplir, o atenten contra ese, su gran cometido".
Veamos lo que declaran las conferencias Internacionales en las que probablemente ha participado representantes de nuestra Alma Máter:
La Conferencia Mundial de Educación Superior de celebrada en Paris entre el 5 y el 8 de julio de 2009.
En referencia a la responsabilidad social de la Educación Superior declara: “La Autonomía es un requisito necesario para cumplir las misiones institucionales a través de la calidad, la pertinencia, la eficiencia y transparencia y la responsabilidad social”.
En referencia a los criterios de calidad de la Educación superior establece que la meta es “Cultivar el pensamiento crítico e independiente y la capacidad entre los estudiantes de aprender a lo largo de la vida.
“Promover la innovación y la diversidad”
En relación con el personal Docente valora” reconocer la importancia de atraer y retener a personal docente y de investigación calificado, talentoso y comprometido.”
Refiriéndose a la participación de los estudiantes recomienda:” los estudiantes deberían ser dotados de voz en el gobierno de la educación superior a todos los niveles”
Obliga a los Estados a “incrementar la inversión en educación superior”….
En referencia a los actores establece: “Garantizar la activa participación de los estudiantes en la vida académica, asegurando la libertad de expresión y el derecho a la organización y brindando servicios estudiantiles adecuados”.
La Conferencia Regional de Educación Superior en América Latina y El Caribe CRES, celebrada entre el 4 y el 6 de junio de 2006.
Define: “la educación superior es un bien público social, un derecho humano y universal y un deber del Estado”.
Condiciona que para cumplir sus compromisos la Educación superior “Es ineludible la libertad académica para poder determinar sus prioridades y tomar sus decisiones según los valores públicos que fundamentan la ciencia y el bienestar social.
“La autonomía es un derecho y una condición necesaria para el trabajo académico con libertad, y a su vez una enorme responsabilidad para cumplir su misión con calidad, pertinencia, eficiencia y transparencia de cara a los retos y desafíos de la sociedad. Comprende asimismo la rendición social de cuentas. La autonomía implica un compromiso social y ambos deben necesariamente ir de la mano. La participación de las comunidades académicas en la gestión y, en especial, la participación de los estudiantes resulta indispensables.”
Observa: “la educación Superior, como bien público social se enfrenta a corrientes que promueven su mercantilización y privatización”…
“La educación no puede quedar regida por reglamentos e instituciones previstas para comercio, ni por la lógica del mercado”…
Recuperar la autonomía un desafío presente: Boaventura de Sousa Santos define la Reforma Universitaria en los términos siguientes: “La reforma es la transformación de la universidad a fin de prepararla para responder creativamente a los desafíos del siglo XXI, en cuya definición participa activamente”.
Quienes ahora dirigen esta Universidad declaran políticas y acciones sujetas a un modelo económico que hace coherencia con un modelo educativo sujeto a las leyes falsas del mercado. Ellos con estas políticas están vulnerando la Universidad y su Autonomía. Una Universidad no ha de inscribirse y menos subordinarse a un modelo y ni a un paradigma determinado y menos impuesto. La Universidad es un escenario diverso para la diversidad de teorías modelos o tipos ideales y expresiones del pensamiento y la cultura.
Aquí la concepción de la reforma se ha limitado a la modernización sujeta a la lógica de un modelo fundamentalista que instrumentaliza en la racionalidad instrumental del mercado pretendiendo que la universidad se sujeta a la competencia con las empresas mercantiles de servicios educativos nacionales y multinacionales. Esa lógica modernizadora ha reducido el pensamiento crítico a la formación del carácter sumiso y de una cultura subalterna contestaría pero pasiva al mismo tiempo. En esa lógica de mercado se pretende reducir la universidad eliminándole sus atribuciones y la justificación de su presupuesto en beneficio de intereses privados.
En ese sentido De Sousa puntualiza “La contrarreforma es, so pretexto de reforma, la imposición a la universidad de desafíos que legitiman su total descaracterización”
La contra reforma neoliberal es la negación del ser universidad para sujetarla a un modelo bajo el concepto de reforma y modernización.
Se necesita recuperar la autonomía con pensamiento crítico y creador constituir la comunidad universitaria para hacer la reforma y transformación de la universidad en correspondencia con los cambios y transformaciones sociales que la crisis del sistema está haciendo surgir.
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